La Biblioteca Templaria del Castillo de Ponferrada acoge hasta el próximo 30 de junio una magna exposición que todos los curiosos y estudiosos de la obra de don Enrique Gil no deben perderse. La exposición viajará después a Bembibre donde en el mes de julio podrán visitarla los asistentes al Congreso Internacional «Enrique Gil y Carrasco y el Romanticismo», guiados por el profesor Jovino Andina.
Jovino es el alma mater de esta importante exposición, organizada por el Instituto de Estudios Bercianos y el Consejo Comarcal del Bierzo, a los que hay que felicitar sinceramente, con la colaboración de la Diputación de León y del Ayuntamiento de Ponferrada. Una estrella más en el firmamento del Año Romántico, que va ensanchando sus pulmones a medida que avanzan los meses, poniendo al poeta y novelista villafranquino en el candelabro de la actualidad artística, editorial, periodística y académica.
Con mucha paciencia y generosidad, Jovino Andina lleva años coleccionando las ediciones y reediciones de El Señor de Bembibre, sobre las que ha escrito un documentado ensayo que es un auténtico catálogo del centenar de ediciones publicadas, desde la princeps de 1844, obra del editor Paula Mellado, hasta la más reciente, la edición del II Centenario ilustrada con láminas de Juan Carlos Mestre, publicada por Biblioteca Gil y Carrasco en 2015. Entre ambas, más de cien ediciones: en libro, en folletín de prensa, en alemán o versiones infantiles. Todas las ha ido censando y catalogando Jovino Andina laboriosamente, incluso las versiones teatrales, radiofónicas y audiovisuales, las antologías y las versiones digitales en Internet.
Todas pueden verse este mes y el próximo en la Biblioteca Templaria de Ponferrada, cortejadas por las láminas e ilustraciones de la primera edición, y con un inesperado obsequio al visitante: la posibilidad de contemplar el retrato original pintado por José Romero a principios de siglo (donado en 1934 al Instituto Gil y Carrasco, cuya sala de profesores preside) y la composición fotográfica que sobre el mismo hizo Arturo González Nieto en 1924, ambos cedidos expresamente para esta ocasión. Dos motivos que, sumados a las ciento y pico portadas, nos dan mil y una razones para visitar estos Señores de Bembibre.
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